Sara del Río consideró que uno de los principales desafíos en todo el reto fue mantener la moral alta en el equipo y que no los venciera la desesperación, porque se les presentaron varios contratiempos. 

“Tuvimos problemas con las imágenes satelitales que eran el eje de nuestro trabajo, porque los algoritmos no cargaban, estuvieron como 12 horas procesándose, teníamos el tiempo encima y teníamos que trabajar en esas imágenes. Por fortuna nos mantuvimos unidos en todo momento y logramos sacar adelante el trabajo”. 

Además, todos los equipos participantes se beneficiaron de asesorías por parte de un equipo multidisciplinario de tutores y de cuatros sesiones de Speed Learning (Datos, Propiedad intelectual, Emprendimiento tecnológico y Pitch).  

Para Luis Canales, el mayor reto fue trabajar con gente que no conocían y con la que nunca habían trabajado. “Todos aportábamos ideas, pero no las lográbamos concretar. Lo primero fue ponernos de acuerdo tantas personas, y ya que nos pusimos de acuerdo iniciar con el análisis, la clasificación y trabajar con recursos limitados”. 

La inscripción en la competencia esta vez fue individual y los equipos se formaron ya en el encuentro.  

Para la líder del equipo, lo mejor de esta experiencia fue conjuntar las habilidades de todos los integrantes para poder solucionar el reto. 

“Como somos un equipo multidisciplinario es padre ver las facilidades que cada uno tiene en cada área e incorporarlo todo. Pero lo más interesante es que es un proyecto que apunta a solucionar un problema mundial, en la búsqueda de reducir el carbono en la atmósfera, porque cada vez hay concentraciones más grandes. Me encantaría que nuestro trabajo colectivo tuviera un impacto para mejorar un poco los efectos de la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera”. 

Luis Canales consideró que trabajar 48 horas ininterrumpidas y bajo presión fue algo muy intenso. Y afirmó que, más allá de las materias y todas las herramientas que tienen que preparar, también deben estar listos para enfrentar estas situaciones. 

“A nosotros nos gustaría, más allá del evento, poder dar continuidad al proyecto para implementarlo. Tenemos mucha bibliografía y trabajo de investigación. Queremos como equipo aportar algo desde la formación que nos ha brindado la facultad y, en el caso de nuestros compañeros, su respectiva institución. También me gustaría que esto quede como motivación para que otros estudiantes se inscriban a este tipo de eventos y se den cuenta que nuestra formación es muy buena y que aunque a veces no nos sentimos preparados, sí lo estamos”. 

Por lo pronto, el equipo Carbón ¡Oh no! se reúne una vez a la semana para prepararse para la competencia en diciembre. Revisan sus objetivos y avances, discuten las dudas que les van surgiendo y planean todo el trabajo conjunto para pulir su proyecto y presentarlo en la gran final mundial.