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Celebran el centenario de El origen de la vida, de A.I. Oparin

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Celebran el centenario de El origen de la vida, de A.I. Oparin

por Susana Paz

Ciudad Universitaria. CDMX. 8 de mayo de 2024.- El biólogo Aleksandr Ivánovich Oparin visitó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en tres ocasiones, una de ellas fue para recibir el doctorado honoris causa postulado por la Facultad de Ciencias (FC). Algunos de los científicos mexicanos que promovieron su visita y que lo conocieron en aquellos años 70, encabezados por el doctor Antonio Lazcano Araujo, se reunieron durante dos días junto a estudiantes, profesores y un público diverso, para dialogar y celebrar los cien años de El origen de la vida, la obra cumbre del bioquímico soviético que significó un parteaguas en la ciencia. 

Reunidos en el Auditorio Marcos Moshinsky del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, se presentaron cuatro mesas el 8 y 9 de mayo configuradas de tal manera que se tocaron los temas fundamentales vinculados al estudio presente y futuro del origen de la vida con diferentes perspectivas y disciplinas, desde la astronomía hasta la química y la biología temprana.  

El director de la FC, Víctor Manuel Velázquez Aguilar, expresó que esta obra significó un parteaguas, no sólo en la biología sino en la ciencia en general, acerca de una de las más grandes interrogantes que se ha hecho la humanidad desde hace mucho tiempo. 

“Trajo consigo grandes avances en la ciencia al crear un trabajo horizontal y multidisciplinario; Oparin además de biólogo era físico matemático. Ese parteaguas que estamos celebrando tiene que ver con esa idea del origen de la vida a través de la concepción de los elementos que fueron creando paso a paso cadenas o materiales cada vez más complejos”.   

Alicia Negrón Mendoza, parte del comité organizador y jefa del Departamento de Química de Radiaciones y Radioquímica del ICN, coincidió que fue a partir de este libro que se derivaron muchas investigaciones asociadas al tema, ya no sólo desde aspectos filosóficos o religiosos, sino con la ciencia tratando de dilucidar y entender un poco más este complicado fenómeno. 

La directora del ICN, Pilar Carreón Castro, afirmó que además de ser un parteaguas, esta obra abrió nuevos horizontes sobre el tema. “La hipótesis Oparin - Haldane, se presenta para responder a la interrogante sobre el origen de la vida una vez rechazada la teoría de la generación espontánea. Se propuso que la aparición de la vida fue un proceso gradual, iniciándose a partir del surgimiento de la síntesis de moléculas de importancia biológica en la tierra primitiva, partiendo de moléculas muy simples que formaban parte de la atmósfera (...) Para el instituto es muy importante albergar y formar parte de esta celebración en conjunto con la Facultad de Ciencias”. 

Una visión integral, evolutiva y secular

En la presentación de la primera mesa, conformada por Antonio Lazcano, Alicia Negrón e Hikaru Yabuta, investigadora de la Hiroshima University, cuya plática se transmitió por medio de un video pregrabado, el doctor José Campillo, de la FC, mostró fotos históricas de la visita de Oparin a la UNAM y al Estado de México. 

En ella Oparin aparece con corbata de moño ayudado por un joven Antonio Lazcano, de cabellera larga. Los sigue Alicia Negrón. La leyenda de la biología soviética de la posguerra venía a inaugurar el Centro Universitario Oparin, en el Edomex. Era 1975. 

“Celebrar el centenario del primer libro de Oparin es para la UNAM muy importante, estuvo en tres ocasiones en nuestra institución, fue doctor honoris causa postulado por la Facultad de Ciencias (...) Es celebrar una visión integral, evolutiva, secular, de un fenómeno tan importante como el origen de la vida. Creo que recordar cada uno de los puntos que él señaló como pasos que llevan al origen de la vida, es mostrar cómo de manera multi e interdisciplinaria se pueden abordar problemas tan refinados, tan complejos como la aparición de los primeros organismos”, expresó Antonio Lazcano, uno de los organizadores del evento.  

El libro, dice el investigador emérito, es una obra bien escrita, con postulados perfectamente claros. Oparin propuso su teoría por primera vez en mayo de 1922 en una conferencia que dio ante el capítulo moscovita de la Sociedad Botánica de todas las Rusias. Escribe su libro con rapidez y en noviembre de 1923 lo publica; no obstante, la fecha de publicación que aparece en la portada es 1924. 

“En ese momento eran condiciones complicadas y muy duras en la Unión Soviética, estaban aislados del resto de la comunidad científica, habían hecho una revolución bolchevique (...) Él publica una segunda edición en 1936, un libro extraordinario, y unos años más tarde un ingeniero español comunista que vivía en México decide traducir el libro. Desde entonces asociamos en México el nombre de Oparin al estudio del origen de la vida apoyados en la herencia que nos había dejado don Alfonso Herrera”. 

La teoría de Oparin permitió no solamente un enfoque multi e interdisciplinario para estudiar el origen de la vida, sino la creación de grupos de trabajo, con muchos enfoques, desde la física, la astronomía, la biología y demás. 

“Si bien hay muchos aspectos de la teoría que han sido superados, estarán de acuerdo conmigo que si cien años después que se haya propuesto una teoría y aún la seguimos discutiendo es el mejor homenaje que le podemos hacer a un científico. El entusiasmo de los presentes a estas mesas, sobre todo de los jóvenes, es una demostración de la importancia que tiene”. 

El doctor Oparin estuvo tres ocasiones en México, afirmó Antonio Lazcano, en 1975 lo invitó la FC a la UNAM, en 1966 aprovechando que había viajado a los Estados Unidos pasó unos días y dio una charla en la FC, y en 1979, en el 50 aniversario de la autonomía universitaria, el rector Guillermo Soberón propuso que se le diera el doctorado honoris causa, de manera que fue miembro del claustro de la universidad y en particular de la FC. 

Para Alicia Negrón, fueron muchas las aportaciones en la parte química de esta teoría  para dilucidar una de las preguntas más difíciles que ha confrontado la ciencia: ¿cómo fue el origen de la vida? Y de esta interrogante surgieron otras: ¿fue un evento único?, ¿surgió una sola vez?, ¿hay vida en otros lados de nuestros sistemas? Del libro se desprenden muchas preguntas y muchas interrogaciones.  

“Esta fascinación por los orígenes de la vida tiene raíces muy profundas, es un tema multifacético que comenzó desde el punto de vista religioso, filosófico y ahora la ciencia lo ha abordado. Nosotros tenemos estas inquietudes de indagar sobre las características de este fenómeno tan extraño que es la vida”. 

La química del universo y el futuro de la teoría

En la segunda mesa, el astrónomo Luis Felipe Rodríguez, iniciador de la radioastronomía en México e investigador emérito de la UNAM, habló sobre la química en el universo. 

“Oparin se preocupó por tratar de entender qué material heredamos del espacio cósmico y ahora los astrónomos contemporáneos podemos estudiar y entendemos qué pasó desde el momento de la gran explosión hasta la actualidad, cómo fue que el universo fue haciéndose más complejo en cuanto a su contenido molecular”. 

La astrofísica Susana Lizano Soberón, investigadora del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, expresó que es muy importante festejar esta obra, de la que se expuso cómo la teoría inicial se ha modificado, pero que ha sido tan relevante que ha generado toda una serie de una investigaciones desde entonces. 

“En el caso de mi trabajo como astrónoma realmente no podemos decir nada sobre el origen de la vida y todas las reacciones que tienen que ocurrir para que eso pase, sino más bien sobre las moléculas que se encuentran en el espacio. El doctor Rodrígez habló sobre las moléculas en la escala de las grandes nubes de gas y polvo que hay en la galaxia, y yo hablé más sobre las moléculas que se encuentran en los discos protoplanetarios que son discos de gas y polvo que giran alrededor de la estrella y de los cuales van a formarse los sistemas planetarios. Ahí se han observado hoy en día moléculas orgánicas; cuando se formaron los planetas, se formaron en un ambiente muy rico de moléculas orgánicas”.  

La doctora Sandra Ramírez Jiménez, del Centro de Investigaciones Químicas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), quien formó parte del comité organizador, expuso que la idea central que Oparin postuló fue una evolución química extendida como etapa antecedente al origen de la vida, basada en evidencias desde la astronomía, la química, la geología, la bioquímica y la fisiología microbiana. 

El investigador Arturo Becerra Bracho, profesor de la FC, perteneciente al Laboratorio del Origen de la Vida y miembro del comité organizador, expresó que el libro tiene varias dimensiones en cuanto a sus implicaciones.

“No es sólo para los que nos dedicamos al estudio del origen de la vida, sino que se trata de una obra central. Recuerdo que un tiempo en el metro había un programa donde podías tomar un libro y dejarlo en otra estación, uno de los más utilizados era justamente el de Oparin, porque cumple ese papel de despertar la vocación de la gente, de preguntar e interesarse sobre el origen de la vida. Lo recuerdo también desde la prepa, incluso antes con ese valor. Dentro de nuestra área es central, es la manera de generar un camino de investigación de algo que siempre fue especulativo y poco serio dentro de la ciencia, nos permitió ponerle una dirección”. 

Dice la laureada bióloga Valeria Souza Saldívar que tenía 19 años cuando vio a Oparin en la Facultad de Ciencias. No había leído su libro pero lo hizo lo más rápido posible cuando se enteró que el bioquímico visitaría la UNAM. Le pregunta al doctor Luis Felipe Jiménez, responsable del Laboratorio de Nanobiología de la FC, si se acuerda de esa vez que lo vieron. Él le responde que se acuerda perfectamente. 

“Me acuerdo cuando estaba en la Facultad y llegó el doctor Lazcano con Oparin y lo conocimos en vivo y a todo color y casi se nos caen los pantalones a todos de la emoción (...) Seguí estudiando no el origen de la vida sino qué pasa después y cómo se diversifica la vida entendiendo a Cuatro Ciénegas”. 

Para José Campillo, del Laboratorio de Origen de la Vida de la FC, todas las nuevas generaciones han disfrutado de su lectura porque permite ver hacia el pasado. 

“Siempre les digo a mis estudiantes que el problema del origen de la vida es como un rompecabezas en el que tenemos solamente unas pocas piezas que vamos a ir poniendo poco a poco, pero va a haber una parte con vacíos, y eso es lo interesante, porque con el conocimiento científico y con la sistematización de la ciencia podemos ir reconstruyendo al menos cómo podían haber sido esas piezas (...) Esperemos que esta área de la ciencia pueda dilucidar en algún momento los procesos de la química evolutiva sobre el origen de la vida”. 

En la cuarta y última mesa participaron los científicos más jóvenes que se dedican a esta línea, Coral Cruz Gonzalez (PCB), María Noble (CIQ-UAEM), Heber Barragán Mayet (ICN) y Wolfgang Cottom-Salas (ENP Preparatoria 8), quienes hablaron de las investigaciones que realizan y del futuro de esta teoría para seguir desentrañando el origen de la vida. 

Sigue aquí las mesas:

7 de mayo de 2024
8 de mayo de 2024
Mesa 4: El futuro de una teoría