Ciudad Universitaria. CDMX. 8 de mayo de 2023.- Depredación, pérdida de ecosistemas, saqueo, pobreza, contaminación de cuerpos de agua y de los suelos, deforestación, desplazamiento de comunidades, conflictos sociales, graves daños a la salud pública, confrontación entre los habitantes de las comunidades afectadas y escasos beneficios económicos locales y para el país, son algunas consecuencias de la actividad minera que se realiza en territorio mexicano al amparo del Estado y es lo que expone la Documentación Colectiva “Así se ve la minería en México”. 

Se trata de un proyecto de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) de la UNAM y diversas agrupaciones, ong´s y colaboradores de las propias comunidades que reúne diversos materiales de comunicación, entre ellos una exposición fotográfica y un libro que fueron presentados en el vestíbulo del conjunto Amoxcalli de la Facultad de Ciencias, UNAM (FC). 

“No hay sustentabilidad sin justicia ni justicia con desigualdad. Desde este ánimo buscamos hacer esta exposición. Este proyecto y todo lo que ha dado lugar surgió de un seminario, porque tenemos la idea de que la academia debe ser una academia comprometida. Nos encontramos con que la minería —como se practica en México—, es una de las mayores causas de pérdida de ecosistemas, de contaminación y sobreexplotación de los cuerpos de agua, de suelo, de la pérdida de biodiversidad, de ecosistemas forestales; por ejemplo, 40 por ciento de los bosques templados del país están sujetos a concesiones mineras”, expresó la titular de la COUS y coautora del libro, Leticia Merino.  

El proyecto surgió entonces del Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones de la UNAM (SUSMAI) como un intento de documentar de forma visual el contexto y las consecuencias que acompañan la actividad minera en el país. 

La exposición —que estará en la FC hasta el 17 de mayo—, forma parte de un proyecto denominado Documentación Colectiva “Así se ve la minería en México”, y está constituida por imágenes que enviaron tanto fotoperiodistas como residentes de las comunidades afectadas por proyectos mineros, y que da cuenta de la devastación ambiental que provocan los proyectos mineros, de la resistencias que las comunidades se ven obligadas a emprender para defender su territorio y su vida ante este tipo de actividades. 

“Se trata además de un proyecto en construcción, tenemos un micrositio que si la gente nos envía más fotografías, las podemos incorporar y también tiene el libro que se llama Así se ve la minería en México, que se puede descargar de manera gratuita del mismo micrositio”, explicó Cecilia Navarro, coautora del libro, colaboradora de la COUS y de la Colectiva Cambiémosla Ya. 

Para la investigadora, lo que la minería está causando en el país es despojo, rupturas profundas del tejido social y graves problemas de destrucción de ecosistemas y contaminación. No obstante, todo esto ha sido posible desde 1992 por la Ley que fue elaborada durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que cataloga a esta actividad como preferente de utilidad pública, cuando en realidad se trata de una actividad de utilidad exclusivamente privada. 

“Por un lado con la exposición lo que buscamos es visibilizar, educar, concientizar, que los jóvenes, sobre todo los de las ciudades, sepan lo que está pasando en los territorios rurales y la enorme injusticia y abuso que conlleva esta actividad tal y como se lleva a cabo. Por otra parte, desde la Colectiva Cambiémosla Ya hemos buscado modificar la ley minera, porque todo este abuso se sustenta en una ley que le da acceso irrestricto a las empresas a los territorios, al agua y a los bienes naturales del subsuelo que se supone pertenecen a la nación, pero prácticamente se los regalan a estas empresas”, afirmó Cecilia Navarro, quien también es parte del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible.  

Parte de su búsqueda es impulsar la modificación de la ley minera para proteger los derechos de los pueblos y comunidades que se ven violentados, pues la minería constituye la causa número uno de conflictos socioambientales en el país. 

“Pero también para evidenciar que en esta actividad toda la narrativa que tiene de ‘desarrollo’, ‘generación de empleo’ y ‘mejora de la calidad de vida', es falsa. En estos 31 años nunca se ha cumplido”. 

Los coautores recorrieron algunas minas, como la de Peñasquito, en Zacatecas y Cerro de San Pedro, en San Luis Potosí; sin embargo, no pueden ir a la mayoría de las que hay en el país porque son territorios peligrosos, donde la comunidad está confrontada, hay delincuencia organizada y las mineras tienen guardias armadas vigilando —como en Carrizalillo, en Guerrero, por lo que no se puede acudir sin correr peligro. Con estas experiencias y con todo el trabajo que han realizado desde el inicio del proyecto, Cecilia Navarro afirmó que se vislumbran numerosas lecciones. 

“En primer lugar me deja la esperanza de ver cómo las comunidades se organizaron para defender su territorio —las que pueden hacerlo, porque no todas pueden—, pero muchas se organizan porque saben que el territorio está vinculado a la vida, a sus medios de subsistencia, está vinculado a que sus niños y niñas en el futuro puedan tener ese territorio para seguir viviendo y aprovechándolo de otra manera. Una manera donde prevalezca el bien común, la vida con dignidad, el buen manejo de los bosques y de los bienes naturales. Entonces muchas comunidades se han tenido que unir para exigir justicia y parar estos proyectos, para defender su medio de vida y eso es muy importante; lo que hace Cambiémosla Ya lo hace de la mano de las comunidades. Hay comunidades afectadas de muchos estados, y estas comunidades luchan por la vida y tienen una lección muy importante que darnos a todos. Estamos tratando de compartir esta otra realidad de la minería que no se ve en las narrativas oficiales pero que existe”. 

La exposición se presentó en la Escuela Nacional de Trabajo Social, en la Facultad de Química, y ahora llegó a la FC. Además ha estado en la Cámara de Diputados y en diversas comunidades de Oaxaca.